Embajadas, Consulados y Misiones Multilaterales de Chile
Este informe contribuye al trabajo de la OCDE orientado a ayudar a los gobiernos en el diseño e implementación de políticas efectivas para responder a los diversos retos económicos, sociales y medioambientales.
Podemos describir a los reguladores como árbitros del mercado. Estos organismos públicos contribuyen al acceso y a la calidad de los servicios públicos fundamentales y juegan un papel crucial en el desarrollo de un crecimiento sostenible e inclusivo, manteniendo la confianza en los mercados.
Los reguladores operan en un entorno complejo que se caracteriza por la interacción entre autoridades públicas, el sector privado y los consumidores. Como "árbitros" de los mercados abastecedores de agua, energía, transporte, comunicaciones y de servicios financieros a los ciudadanos, deben equilibrar los deseos y necesidades que compiten entre diferentes actores.
Sin embargo, el trabajo de los reguladores falla cuando sus actividades son capturadas por intereses particulares. Parafraseando a Joseph Stiglitz, los reguladores logran que las personas hagan cosas que de otro modo no harían. En este sentido, los stakeholders tienen fuertes incentivos para influir y/o apropiarse de las políticas de regulación.
De esta forma, los reguladores deben comportarse y actuar de manera objetiva, imparcial y consistente, sin conflicto de intereses o influencia indebida - en otras palabras, de forma independiente. Lo que distingue a un regulador independiente no es simplemente el diseño institucional, también se trata de encontrar el equilibrio entre la influencia apropiada y la indebida, que se ejerce a través de las interacciones diarias de los reguladores con los ministerios, las industrias reguladas y los consumidores.
Es por esto que deben crearse mecanismos y garantías que protejan al regulador de la presión ejercida por parte de los stakeholders para que las decisiones reflejen el interés público.
Este informe identifica los puntos críticos en donde la influencia indebida puede ser ejercida en diferentes momentos en la vida de un regulador y analiza algunas de las vías para el desarrollo de una cultura de independencia.
Principales Mensajes:
- La independencia de los reguladores no es un fin en sí mismo sino más bien un medio para garantizar y brindar servicios públicos eficaces y eficientes a los agentes del mercado.
- La independencia no es estática, es un objetivo constante por el cual los reguladores deben trabajar activa y permanentemente.
- Un organismo regulador se enfrenta regularmente ante posibles elementos de influencia indebida. Esta puede venir desde asuntos vinculados con las finanzas, el liderazgo, o los comportamientos del staff a veces relacionados con el ciclo político. Es por esto que una verdadera cultura de la independencia ayuda a enfrentar de mejor manera estos posibles elementos de influencia.
- La independencia no puede hacerse efectiva sin un trabajo que demuestre compromiso y responsabilidad. Los reguladores tienen que ser parte de un ecosistema de gobierno que funcione correctamente y sea transparente. Deben mantenerse presentes e informados sobre lo que sucede en el mercado a través de la interacción con la industria y los consumidores y teniendo intercambios eficaces con las instituciones gubernamentales.
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